domingo, 16 de agosto de 2009
Revelación íntima: El origen de mi obsesión
Que mejor manera de representar toda la belleza contenida en las actrices que con ésta hermosa foto de Kate Beckinsale, su angelical y delicado rostro no solo expresan esas cualidades, sino que abarcan conceptos mucho más profundos y significativos; representan talento y perfección para la actuación... así que, una vez más, te invito a que seas testigo de los momentos más resaltantes de mi vida cinéfila y claro, que al mismo tiempo seas cómplice de mis fechorías románticas.
En mi vida no tengo demasiadas anécdotas que compartir ni tampoco hazañas impresionantes que presumir. Mi vida se basa en dos cosas fundamentales: Las películas, y las actrices; en eso, por supuesto, ya entra el cine (importante medio para disfrutar de ambos).
Tampoco tengo grandes ni memorables recuerdos de mi niñez, pero sí tengo pequeños trozos de felicidad que para mi fueron y siguen siendo, aspectos fundamentales en mi vida. Cuando me enamoré de Emma Watson a los 12 años, supe que había descubierto un tesoro oculto en el arcoíris de mi vida: El amor.
La lista de actrices que siguieron a Emma es tan extensa que si la menciono ahora me ocupará más de dos páginas... mi corazón gozaba de felicidad y latía de pasión con cada una de ellas; mientras se recuperaba del dolor tras haber "cortado" (por así decirlo) con la actriz anterior.
Lo cierto era que, a pesar de que cada actriz tenía su periodo de fanatismo (el cuál era de dos meses aproximadamente), siempre encontraba a otra para suplantarla y sobre todo, para intentar satisfacer mi deseo sentimental, mi fuego romántico y mi voraz apetito por la belleza femenina.
Largos días y prolongados meses he sufrido con más de una; he llorado, me he deprimido, me he vuelto paranoico, e incluso me he intentado suicidar... pero afortunadamente, esas perturbadoras fantasías no se hicieron realidad.
Necesitaba una mujer para huír de la soledad, una actriz para huír del anonimato, un amor para no sentirme devastado... y eso es lo que me proporciona cada una de ellas: satisfacción, placer, fascinación, enamoramiento; sentimientos que me hacían sentir realmente con vida.
Sufría y sigo sufriendo por la terrible realidad; mientras veo alguna película donde aparece mi actriz favorita (por ejemplo: Dakota Fanning), la emoción se encuentra latente dentro de mi ser y las ganas de querer estar a su lado o de besar sus labios se vuelven un objetivo imposible de lograr, ya que la pantalla, me separa de la fantasía que representa la película; el hecho de saber que nunca podré estar con ese personaje que tanto me gusta o jamás sabré lo que se siente estar junto a mi actriz favorita... son sensaciones profundamente desagradables que ni siquiera tengo ánimos de explicar.
El fanatismo y la ciega obsesión me llevaron a gastar todos mis ahorros en los costosos DVDs originales de las películas que tanta fascinación me causaban debido a su actriz protagónica. Pero eso fue algo con lo que aprendí a lidiar a medida que pasaron los años y las experiencias fueron adheriendose a mis gustos. Ya no invertía tanto en DVDs, sino que buscaba otros medios más económicos y accesibles para seguir alimentando mi sed de consumismo hacia algo que me causaba la mayor satisfacción del mundo.
Ni hablar de cuando se estrenaba alguna película en el cine, debía ir dos, tres o hasta cuatro veces a ver el filme, ya que no me sentía lo suficientemente satisfecho con esa ínfima cantidad y pensaba que mientras más veces la vea (en pantalla grande) más me iba a amar o más se iba a dar cuenta de que la amaba... ¿Pero cómo iba ella a saberlo?, ¿Acaso me conocía?, ¿Acaso sabía de mi existencia?
La respuesta es obvia, pero lastimosamente mi cabeza se negaba a aceptar la dura y triste realidad, por lo que me veía obligado (a veces, inconscientemente) de cambiar el modo de las cosas y ponerlas a mi antojo; fingiendo que esa actriz sabía que yo la amaba y se sentía bien cuando la veía en sus películas y vivía para ella. Me gustaba tener ese pensamiento, me gustaba la idea de crear un mundo romántico para ambos, eludiendo la realidad y viviendo una fantasía de amor, como en los cuentos de hadas, pero sin ser demasiado dramáticos ni infantiles... sino simplemente, felices.
Pero a medida que pasaban los años, tuve que adaptarme a las consecuencias de mi extraña y solitaria vida; me llevaron al psicólogo por diversos problemas escolares y familiares; apenas me relacionaba con otras personas, los pocos amigos que he llegado a tener, los he perdido y la razón de ello es que necesitaba tener mi propio espacio a como de lugar y no iba a permitir que otra persona me venga a imponer el suyo.
Necesitaba vivir viendo películas, apreciando la belleza y el talento de mis actrices, necesitaba capturar la perfección de cada una de ellas coleccionado la mayor cantidad de fotografías posibles; necesitaba ver todas las entrevistas televisivas que tuvieron y memorizarme cada palabra que dijeron (era de suma importancia, ya que me hacía sentir como un conocedor absoluto).
Necesitaba, además de ir al cine en repetidas ocacaciones y de comprar compulsivamente DVDs... a escribir mis pensamientos románticos en cualquier página de Internet, ya saben, dejar esos largos y significativos comentarios o declaraciones de amor, donde practicamente se escriben poemas de interminables prosas y excesivo contenido.
No me bastaba con eso, necesitaba explotar mi fanátismo escribiendo historias acerca de cómo me afectaba cada actriz y de cómo variaban los efectos que me producia cada una, explicando los orígenes, los procesos de transformación psicológica y mental... mientras disfrazaba la seriedad del tema con personajes simpáticos y situaciones humorísticas o tan surrealistas que era imposible tomarlas en serio.
No importaba, nunca era suficiente, jamás me conformaba con nada de lo que había logrado... siempre necesitaba algo más, una fase mayor, una meta más difícil. No sé si algún día se cumpla el gran sueño de conocer a "alguna" de las muchas actrices que me llegaron a impactar emocionalmente, pero de algo estoy seguro: No importa cuantos años transcurran, cuantos malos momentos me toquen vivir, cuánto cambie cada actriz o cuánto tiempo siga estando solo y no pase a ser más que un asiento vacío.
Siempre voy a amar a todas, porque cada una de éstas actrices que conocen han significado algo importante para mi y han marcado momentos especiales en mi vida, y sus películas han sido el medio por el que aún puedo seguir fantaseando que soy el protagonista o un personaje más en la historia.
Mis sueños nunca desaparecerán, y por más cursi que suene esto, sigo disfrutando de ir al cine solo, acompañado de mis infaltables compañeros (las palomitas de maíz y la coca-cola), mientras me posiciono en el mejor lugar de la sala (en el centro y en medio de la fila) para tener una excelente vista de la pantalla y poder disfrutar al máximo de la deslumbrante belleza de mi actriz favorita, mientras imagino que me encuentro en la película y puedo hablar, tocar y besar a esa mujer que tan deseoso me tiene.
Tampoco me avergüenza no tener novia e ir al videoclub a rentar alguna película y verla solo en mi habitación un viernes por la noche (como si fuera una cita o una velada romántica). Ni siquiera me apena el hecho de que en Navidad (a parte de mi familia, a la que tengo practicamente excluida) la paso solo, frente a la computadora, alimentando esa fantasía incontenible dentro de mi ser. Ni mencionar las fotos de los vestidos que usan actrices de primera categoría, como Anne Hathaway, Keira Knightley, Kate Beckinsale, Scarlett Johansson, Sienna Miller, Jessica Alba, etc.
Hablando de vestidos, en más de una ocación me imaginé usando uno de ellos; maquillándome, vistiendome como ellas, hablando como ellas, actuando como ellas, viviendo como ellas, incluso siendo igual a ellas. Probablemente haya tenido problemas de autoestima o de personalidad; o simplemente de transexualidad (creo que el último punto aún no lo he superado), pero de algo estoy seguro, no era gay ni nada por el estilo; al contrario, estaba tan seguro de mi sexualidad que no me importaba lo que piensen de mi ni de mi apariencia (demasiado original para ellos).
Sobra decir que tengo todas esas fotos y me encanta ver sus videos que están en YouTube (ya saben, donde las entrevistan Ellen, Letterman, Oprah, etc). Tan grande es mi fanatismo por ellas que hasta en mi propia cuenta del Messenger, utilizo todos sus nombres para sustituirlos por el mío, mientras en vez de usar comas o guiones para espaciarlos, separo a cada una con corazones en señal de mi amor hacia ellas.
Supongo que ya lo he dicho todo, e incluso me he pasado y solté momentos demasiado personales e íntimos... justamente por esa razón creé el blog, para compartir con ustedes todas las noticias acerca de mis actrices favoritas, las críticas cinematográficas acerca de sus más notables películas y cuáles son los pensamientos románticos que invaden actualmente a mi cabeza.
Solo espero que algún día conozca a una de éstas bellezas que representan a Hollywood y por supuesto, que una, solo una... sepa que existe un admirador tan fiel, leal y enamorado, que las ama desde el momento en que las conoció y no dejará de hacerlo hasta el día de su muerte.
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