Después de ganar un Oscar por su interpretación de Edith Piaf en La Vida en Rosa, la actriz francesa Marion Cotillard se embarca en un oscuro viaje de la mano de Christopher Nolan (Memento) y acompañada de Leonardo DiCaprio. El Origen, una película con una trama dificil de explicar, una compleja aventura de ciencia ficción sobre ladrones de sueños que actúan dentro de la arquitectura de la mente humana.
¿Entendió usted a su personaje la primera vez que leyó el guión?
Mi personaje es una especie de femme fatale, al menos es así como yo lo veo, pero tuve que leerlo varias veces para descubrir todas las capas emocionales que envuelven a esta mujer. Es la primera vez que me encuentro con un guión tan complejo y una historia tan fascinante. Es muy raro toparse con una joya como esta, un guión original que sale de la imaginación de un genio como es Chris Nolan. Por eso me sentí enormemente afortunada de poder trabajar en un proyecto tan misterioso con un director tan interesante como es él.
¿Y cómo fue trabajar junto a Leonardo DiCaprio?
He visto todas sus películas y siempre me ha emocionado su forma de contar una historia e interpretar un personaje. Leo es un trabajador nato, un actor muy inteligente, sensible, siempre comprometido con el proyecto que tiene en manos, todo un profesional. Ha sido un gran lujo y un placer trabajar con alguien como él.
¿Un lujo que le debe al éxito de La Vida en Rosa?
Sin duda, después de La Vida en Rosa las cosas ya no han sido igual. Mi vida y mi carrera ha dado un giro completo. Fue como un sueño todo lo que me pasó en esa película, primero poder interpretar a Edith Piaf a quien admiraba enormemente y luego ganar el Oscar. Era todo muy irreal, tuve que pellizcarme continuamente para asegurarme de que era real todo lo que estaba viviendo. Me siento muy afortunada por poder trabajar con distintos directores y formar parte de su visión, de su universo y con ellos descubrir diferentes mundos.
Justamente en El Origen, usted explora el mundo de los sueños, ¿Cómo es su mundo onírico?
Sueño mucho y tengo la suerte de recordar casi todos mis sueños. Cuando tengo tiempo, trato de escribirlos en un diario. Lo interesante de mi mundo onírico es que soy capaz de controlarlo, si estoy soñando y me despierto, muchas veces puedo volver al sueño y terminarlo. Soy consciente de que estoy soñando, lo cual es muy extraño.
En estos momentos no me puedo acordar (risas), me sucede cuando tengo jet lag, no suelo acordarme de los sueños nada más despertarme, me voy acordando a lo largo del día. Es posible que los de anoche los recuerde más tarde.
Antes comentaba que no podía creer lo que estaba viviendo cuando fue nominada al Oscar, ¿Qué es lo que le mantiene con los pies en la tierra cuando vive momentos como esos?
Vivirlos con intensidad, porque es muy saludable, cuando llevas lo que se define como una vida normal, reconocer estos momentos especiales que han formado parte de tu vida, porque también esos han sido reales.
¿A parte de estos, qué momento de su vida le gustaría volver a vivir?
Cuando era más joven pensaba mucho en que si pudiera volver atrás cambiaría cosas de mi pasado que no me gustan, pero ahora, después de unos cuantos años más de experiencia, pienso que esas cosas han construido mi vida y me han hecho ser la que soy, así que no volvería nunca al pasado. Ahora me concentro más en lo que viene, pienso más en la evolución, en seguir viviendo, aprendiendo y creciendo como ser humano y como profesional.
Hace dos años con La Vida en Rosa y el Oscar estaba en la cima del mundo, ¿Cuál es su objetivo ahora?
Para ser sincera, nunca me he sentido en la cima de nada, porque, como he dicho, sigo aprendiendo, me queda mucho que andar antes de llegar a ninguna cima. Mi objetivo como actriz es seguir contando historias hermosas e interesantes, y me siento una privilegiada por poder hacerlo junto a extraordinarios actores y directores.
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