jueves, 17 de septiembre de 2009

Cindy, la niña de mis sueños: 9 años de amor


Aún recuerdo cuando tenía 7 años y mi abuela me acompañó a ver la película de "El Grinch" a la época navideña del 2000, a esa edad recién comenzaba a hacerme amante del cine y como de pequeño siempre me había gustado el verde y peludo personaje que odiaba la Navidad, decidí ir a ver la nueva película sin pensarlo dos veces... todavía recuerdo el cine al que fuí, la sala que me tocó, la butaca donde me senté y lo que sentí al enamorarme de la protagonista; había quedado tan encantado con la ternura y dulzura de su personaje que me era imposible sacármela de la cabeza, aunque probablemente en esa época ni siquiera sabía lo que era el amor y mucho menos dimensionaba cuán poderoso era.

Cindy Lou Who, también llamada Cindy Lou Quién o simplemente Cindy, era una pequeña niña rubia de 6 años con una encantadora sonrisa, unos ojos angelicales y una piel suave y delicada; su voz era celestial, al oirla hablar o cantar mi corazón latía el doble de rápido, la pasión se incrementaba y el amor que yacía en lo profundo de mi alma salía a flote como las coloridas hojas de un árbol en primavera. El amor que sentía por Cindy era un sentimiento de desconocimiento pero admiración tan grandes que me era imposible comprender cuán maravillosa era.

Al ser tan pequeño de cuerpo y carente de conocimientos me era difícil entender muchas cosas que me sucedían, especialmente si se trataba de algo tan complicado como el amor. Lo que sentí por Cindy a los 7 años prevaleció el resto de mi vida, se hacía latente cada año, cada vez que terminaba noviembre y comenzaba diciembre, cada Nochebuena, cada Navidad... Cindy debía estar conmigo por alguna razón, quizás al ser un niño no entendía el porqué, pero al pasar el tiempo pude comprender cuál era la razón de semejante obsesión ante esa hermosa y adorable niña.

Mientras yo crecía (fisicamente, claro) Cindy permanecía con sus eternos 6 años de edad, nunca crecería, siempre tendría sus interminables 6 años... yo volvería cada Navidad para volver a apreciar su belleza y nuevamente intentar comprender y descifrar cuán grandes eran la pasión, el encanto y el deseo que invadian mi cuerpo y desequilibraban mi mente... nadie podía entender como éste fuego se hacía cada vez más poderoso, nadie nunca comprendería porqué llovian lagrimas de mis ojos cada Navidad, nadie jamás se podrá imaginar cuán solo me siento en la cueva a la que llamo habitación.

Cindy vive en la película, no puede salir, no puede escapar... cada año debe mostrarse y deslumbrar mis ojos, intentar darle sentido a mi vida, a la eterna espera de cada Navidad; que mejor regalo que poseer la belleza y el encanto que solo Cindy posee, que mejor obsequio que ser el mismo Grinch para estar, al menos, junto a esa preciosa niña de ojos azules y dorada cabellera... ¿Qué mejor recompensa que ser Cindy para dejar de buscarla y desearla?. ¿Qué mejor forma de morir que al lado de Cindy o siendo ella?

Pero no, eso nunca sucedería, aunque en repetidas ocaciones lo he soñado, deseado y añorado; esas eran fantasías me repetía, fantasías infantiles, comprensibles para los niños, pero risibles para alguien como yo. Taylor Momsen es una actriz fascinante, no soy afable seguidor de su filmografía (quizá mis argumentos no sean válidos, por los que me abstendré de decirlos), probablemente por falta de tiempo o simple estupidez, he dejado notablemente de lado a esta hermosa y talentosa actriz (que se ha desempeñado más en televisión que en el cine) -ya ven, he ahí la razón principal- Aunque no niego que cuando se me presente el momento o la época adecuada, me devoraré cada show o serie donde haya participado.

En este momento me encuentro devastado, completamente triste y desamparado, en plena oscuridad surrando y lamentando llevar una vida tan horrible y miserable... de incontables deseos y enfermizas obsesiones. No puedo evitar sentir amor por Cindy, me es imposible dejar de lado a una niña tan dulce y tierna como ella, estoy ciegamente enamorado de todo lo que representa en el mundo, y ahora, que he terminado de ver por centésima vez la película, les puedo asegurar que mi pensamiento sigue vigente y quizás sea más latente que antes.

Cuando escucho la canción "Where Are You Christmas" interpretada por Faith Hill no puedo evitar pensar en Cindy, esa canción me recuerda apasionadamente a mi amor de la infancia, que a pesar de los años y los notables cambios de mi pubertad y adolescencia, ha prevalecido en mi vida y sigue floreciendo con el correr del tiempo... dudo mucho olvidarla o dejarla de lado, tarde o temprano vuelve, siempre vuelve y siempre volverá. Aún recuerdo ese sábado cuando fuí al cine, aún recuerdo la sala que me tocó, aún recuerdo la butaca donde me senté, aún recuerdo la primera vez que la ví, aún recuerdo el destello que resplandeció ante mis ojos y el impacto que provocó en mi corazón, aún recuerdo esa inocencia latente, esa tímida sonrisa que brotó de mis labios... aún recuerdo que Cindy fue mi primer amor.

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